España está condenada a sufrir la mayor caída de la tasa de actividad de aquí hasta el año 2050.

Este indicador se hundirá hasta 15 puntos porcentuales en las próximas décadas por la fuerte presión que ejercerá el cambio demográfico sobre el mercado laboral. El número de personas que participa de forma activa se reducirá dramáticamente a medida que las generaciones más extensas comiencen a retirarse.

Los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) Benjamin Hilgenstock y Zsoka Koczan ha publicado un trabajo titulado ¿Nubes de tormenta en el horizonte? Inmigración y tasas de participación de la fuerza laboral en Europa en el que España aparece como el país más afectado del Viejo Continente.

La tasa de actividad o participación es el porcentaje de población empleada o sin trabajo pero buscando uno de forma activa respecto a la población total del país o región.

La tasa de actividad en España caería por debajo del 45% si se cumplen las proyecciones de los expertos del FMI

Según los cálculos realizados por estos expertos, la tasa de actividad podría corregir en España más de 15 puntos porcentuales bajo un escenario carente de flujos migratorios. En el escenario más realista, teniendo en cuenta las proyecciones de estos flujos, la caída sería de unos 13 puntos, que podría ser ligeramente inferior en un contexto de elevada entrada de migrantes. Otros países que sufrirán fuertes descensos son Grecia o Eslovaquia. No obstante, España lideraría esta caída de la tasa de actividad en cualquier escenario de los proyectados por los economistas del FMI. La llegada de inmigrantes puede suavizar el descenso pero no evitar que la caída en España sea la más drástica de todas, dadas las circunstancias demográficas del país.

El caso de España es un tanto especial por el complejo contexto demográficoque afronta. Según las proyecciones de la ONU y de la OCDE (que también se han usado en este trabajo), España será junto con Japón el país más envejecido del mundo en 2050, con más de 76 personas dependientes (casi todo mayores de 64 años) por cada 100 personas en edad de trabajar (tasa de dependencia). Las últimas previsiones del Instituto Nacional de Estadística (INE) mostraban que en 2031 la tasa de dependencia será del 62,2%, mientras que en 2066 será del 87,7%.

Además, España presenta una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo y una de las esperanzas de vida más elevadas. Según los últimos datos presentados por el INE, de mantenerse la situación demográfica de la actualidad, la pérdida de población se concentraría en el tramo de edad entre 30 y 49 años, que se reducirá en 4,2 millones de personas en los 15 próximos años. 

Durante la próximas décadas, los grupos de edad que se encuentran en la parte alta de la pirámide (los de mayor edad) irán ganado peso, mientras que los grupo de la parte baja se irán reduciendo. Este hecho acentuará la caída de la tasa de actividad del país.

El único país que presenta una reducción tan drástica de este ratio es Luxemburgo, y sólo bajo el supuesto de que no hubiese flujos migratorios. En el resto de escenarios la caída de la tasa de actividad será como mucho de diez puntos porcentuales.

La tasa de actividad que se analiza en este trabajo calcula el porcentaje de personas empleadas o desempleadas (pero que están activamente buscando empleo) mayores de 16 años. Por lo que a medida que un mayor número de personas se vayan retirando esta tasa irá disminuyendo, no así la que analiza las franjas de personas en edad de trabajar, que muestran una tendencia al alza.

El informe destaca que «en la gran mayoría de los países, el escenario de no inmigración conllevaría a una caída dramática de la tasa de participación laboral, que va desde los 6 puntos porcentuales en Suecia o Finlandia a más de 15 puntos porcentuales en España y Luxemburgo».

En el caso de España sería terrible para la participación laboral. La tasa de actividad (equivalente europeo a la tasa de participación en el trabajo del FMI) caería por debajo del 45%, puesto que en la actualidad se encuentra en el 59,4%. En Luxemburgo este ratio quedaría en el 51% puesto que hoy presenta una tasa de actividad que superar el 66%.

Por ello, los economistas del FMI creen que «la inmigración juega un rol muy significativo a la hora de aliviar las presiones del envejecimiento». Los inmigrantes que llegan a los países europeos suelen pertenecer a cohortes de edad más bajos que la edad media del país que los acoge, lo que convierte a esos inmigrantes en fuerza laboral potencialmente activa.

«En ausencia de inmigración, la caída de la participación sería significativamente más profunda. Unos mayores flujos de migración contribuyen a la fuerza laboral y a la economía del país que los acoge (incrementando la renta per cápita a través del estímulos de la demanda y la inversión, contribuyendo al progreso tecnológico y el incremento de la productividad)», según concluye el informe del FMI.

No obstante, el mismo trabajo también reconoce que los inmigrantes tienden a presentar una menor tasa de participación que los nativos que se corrige con el paso del tiempo. Los economistas del FMI creen que es muy importante implementar políticas de integración a través de la educación, la enseñanza de la lengua del país y la formación específica para que esas personas pasen a incrementar el número de activos lo antes posible.

Fuente de la noticia: www.eleconomista.es