Donald Lessard Profesor de Gestión Internacional en la Escuela Sloan del MIT.

El experto californiano considera que el País Vasco es la puerta natural de los británicos al continente y puede atraer sus inversiones tras el ‘Brexit’.

Desde que en 1965 se graduara en la Universidad de Stanford, Donald Lessard (California, 1943) ha acumulado un amplísimo currículum profesional como consultor y, sobre todo, académico. Profesor de Gestión Internacional en la Escuela de Administración del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), este experto compartirá mañana, invitado al País Vasco por la Fundación Alfonso Líbano-Firestone, sus conocimientos sobre reindustrialización y globalización en el Automotive Intelligence Center, de Amorebieta, y en la Universidad Comercial de Deusto.

– ¿La reindustrialización pasa hoy necesariamente por la digitalización, por la llamada industria 4.0?

  • La digitalización es una parte muy importante de ese proceso, pero supone un gran cambio para la industria, para el tamaño de las empresas, para su funcionamiento y para la relación entre los proveedores de servicios y los productores.

– Y para el mundo del trabajo, ¿cuál será la repercusión de tener ‘fábricas inteligentes’ que requerirán mucha menos mano de obra?

  • Es un arma de doble filo. Obviamente se reducirá la mano de obra directa en la producción, pero se puede aumentar en servicios, ventas, diseño… Porque los sistemas y los productos se vuelven más complejos, y si no se atienden esas otras facetas se irán hacia otros lugares, porque con la digitalización hay más competencia global y sí se perdería empleo.

– Una de las apuestas del País Vasco son los clústeres empresariales. ¿Cómo valora usted este tipo de asociaciones?

Asociarse es siempre interesante, pero lo básico y lo más importante es que entre las industrias, entre las empresas, haya una masa crítica de actividades relacionadas que estén ligadas en términos de compra, de venta y de servicios. Que se autoalimenten entre ellas. Y si se cuenta con una asociación para dirigir todo eso, la ventaja es adicional.

– El tejido industrial vasco está formado sobre todo por pymes. ¿Esto constituye una debilidad en un mundo cada vez más globalizado? 

  • No necesariamente, porque si el clúster tiene peso no importa tanto que las empresas que forman parte de él sean pequeñas. Lo importante es su total de masa crítica y la interrelación entre ellas. Sí es conveniente tener algunas empresas de cierto tamaño, tanto domésticas como foráneas, para la relación con otros lugares, pero no es necesario que todas sean grandes.

– ¿Y cómo se puede integrar una economía pequeña como la vasca en los conceptos de región, que, en un mundo global como el actual, son mucho más amplios?

  • Sí, la vasca es pequeña y habría que ampliar los márgenes de la región, que podrían incluir provincias de alrededor e incluso alguna zona de Francia. Lugares que tienen relaciones entre ellos. De todas formas, el País Vasco está muy bien ubicado en el mapa. Está cerca de centros mayores y cerca de Reino Unido, lo que puede aprovechar ahora con el ‘Brexit’. Así que aunque es pequeño, no está aislado.

«El País Vasco debe mejorar el tráfico aéreo, con vuelos diarios directos a centros importantes»

– Pero las diferentes legislaciones de todo tipo, fiscales, laborales… ¿no hacen muy complicada esa integración?

  • La dificultan, pero en la mayoría del mundo hay problemas de este tipo, así que no es una excepción. En un mundo ideal habría menos barreras de este tipo, pero en el mundo real actual es necesario que las regiones hagan esfuerzos para facilitar las conexiones entre las empresas, deben ser activas y tener oficinas y personas que faciliten esa interrelación.

Centros de decisión

– Un reto que tiene hoy el País Vasco es, por un lado, mantener los centros de decisión de las empresas, alguno de los cuales ya se ha perdido, y por otro, atraer compa- ñías para que se instalen aquí. ¿Cómo conseguirlo?

  • Es lo más difícil. Tener centros de decisión e innovación o, por lo menos, centros que participen en las decisiones y las innovaciones. No sólo es importante tener empresas locales, también lo es tener filiales de multinacionales que puedan participar en la toma de decisiones, que participen en lo local y además se relacionen a nivel global. Para conseguirlo, lo más importante es la facilidad para hacer negocios, tener una buena logística y un buen transporte de personas porque muchas veces los costes de conexión son tan importantes como los de mano de obra.

– De lo que usted conoce, ¿cree que Euskadi tiene los requisitos necesarios?

  • Algunos (ríe). Tiene cosas básicas: una base social que funciona bien, lo que no es fácil en el mundo actual; tiene conocimiento del trabajo metalmecánico, de la digitalización, personas con bastante buena preparación; es uno de los mejores lugares del mundo para vivir, y para comer, el mejor. Lo importante es buscar maneras de facilitar el intercambio con otras regiones, dado que su base social es bastante vibrante.

– ¿Y cuáles le faltan?

  • Uno es el transporte aéreo. No es fácil llegar hasta allí. Hacen falta vuelos diarios directos a centros importantes y también mejorar en las frecuencias del tráfico marítimo. Ahora con el ‘Brexit’, el País Vasco, por su ubicación, tiene una oportunidad para atraer inversiones y debe asegurarse de que los británicos puedan llegar fácilmente. Para ellos es una puerta natural al continente. Más que Francia, porque para los británicos los franceses no son muy fáciles. Si los vascos hacen un esfuerzo positivo hacia los británicos, podría ser muy importante.

Fuente de la noticia: www.vitoria-gasteiz.org