La irrupción de la inteligencia artificial y la robótica avanzada plantea muchas incertidumbres para los trabajadores manufactureros. Pero también muchas oportunidades

Las fábricas son uno de los centros de trabajo en los que más se respira la incertidumbre respecto al futuro. La industria española es una de las más amenazadas por la llamada «Cuarta Revolución Industrial«, protagonizada por la entrada de la robótica avanzada o la inteligencia artificial en el mercado laboral. Los datos lo reflejan: el sector industrial está viviendo una recesión en España que se traduce en una caída de la producción de sus plantas y un aumento de los despidos por primera vez desde 2012. Solo en 2018 se perdieron 15.800 empleos en la industria manufacturera. Además, muchas de ellas han tenido que echar el cierre, como Alcoa.

Otro de los efectos de esta situación de crisis es curiosamente el descenso de la inversión en maquinaria y bienes de equipo (un 1,5% según el INE). Las empresas españolas están a la expectativa de lo que pueda suceder y por el momento prefieren ahorrar hasta saber con mayor certeza cómo se va a desarrollar esta desaceleración y a qué escenario les va a llevar.

JAVIER G. JORRÍN

 

¿Qué sucederá de aquí en adelante? El Foro Económico Mundial (WEF), en colaboración con McKinsey & Company, ha recogido las opiniones de las multinacionales globales más potentes y poderosas, sobre cómo creen que será el futuro de la industria tras el impacto de las innovaciones tecnológicas que se avecinan. En general, la visión es positiva, aceptando que la inteligencia artificial vaya a impulsar mayores eficiencias en el trabajo y más comodidad para sus empleados.

Nada de reemplazar el capital humano

La mayor preocupación es, evidentemente, esta. Cuando los robots aterricen en las fábricas (de hecho, llevan mucho tiempo) y realicen el trabajo del que ahora se encargan los humanos, ¿estos terminarán por reemplazarles? La respuesta es no. «Los empleados que están en la cadena de producción podrán disfrutar de rutinas mucho menos repetitivas y más interesantes, diversificadas y productivas», admite la red de «faros».

La innovación y el acceso a las nuevas tecnologías no se limita a las naciones más ricas

El WEF pone el ejemplo de una compañía manufacturera rumana llamada Arçelik, que gracias a la automatización de sus tareas ha conseguido reducir los costes operativos en un 11%. Por otro lado, también existe el caso de Ford Otosan en Turquía, la cual utiliza la fabricación digital y la automatización avanzada para aumentar su producción en un 6% y la participación de los empleados en un 45% sin ningún coste adicional.

Grandes saltos, nada de pequeños pasos

«El sector manufacturero se ha caracterizado por llevar a cabo cambios progresivos y pequeñas mejoras. Sin embargo, estas «empresas ‘faro’ están acometiendo cambios que restablecen fundamentalmente los puntos sobre los que se establecen las industrias», reconoce el WEF. Un análisis realizado por McKinsey & Co. sugiere que habría una diferencia sustancial entre los que adopten las innovaciones de inteligencia artificial pronto y los que tarden más. En resumen, los más aventajados disfrutarán de un 122% más de flujo de efectivo.

La colaboración es clave

Evidentemente, la innovación es mucho más típica de ambientes de trabajo en los que existen sinergias, tanto internas como externas. Por ejemplo, si determinada compañía colabora estrechamente con universidades, otras empresas de reciente creación o con los proveedores tecnológicos. Para que una firma tenga éxito, esto es imprescindible.

Lo esencial es saber cuál es la misión de la empresa y cómo podría aumentarse su eficiencia, y ya después, emprender cambios

La fábrica de Nokia en Oulu (Finlandia) utiliza red de 5G para aumentar la velocidad de los procesos. Su conectividad ha mejorado la productividad en un 30% y actualmente trae productos al mercado un 50% más rápido que antes. Esto no sería posible si no hubiera una conexión mucho más rápida con la empresa proveedora de esta tecnología . Otro ejemplo es el de la planta de la empresa Posco, en Pohang (Corea del Sur), la cual ya trabaja con inteligencia artificial para aumentar su tasa de productividad y ayudar a implantar mejoras en la industria del acero. ¿Su secreto? La estrecha colaboración con la universidad del país, las pymes y las empresas de nueva creación para que adquieran sus productos y puedan construir su propia «smart-factory».

El tamaño no importa

Da igual que sea una pequeña, mediana o gran empresa. Las pymes también pueden realizar grandes cambios en su funcionalidad al centrarse en temas clave que no requieran inversiones astronómicas. Del mismo modo, según el WEF, la innovación y el acceso a las nuevas tecnologías no se limita a las naciones más ricas. China es ahora mismo el país en el que más empresas utilizan ya inteligencia artificial y robótica, pero también Europa del Este. Al tratarse de un cambio global, y a pesar de las guerras comerciales entre superpotencias, las innovaciones parece que llegarán empresas de todas las nacionalidades.

No siempre lo nuevo es lo mejor

En ocasiones, no hay ni que plantearse el hecho de reponer la maquinaria o los sistemas informáticos. Se pueden hacer grandes cambios al adaptar los sistemas y tecnologías existentes en lugar de realizar una gran inversión. Ten en cuenta que hay muchos factores que pueden afectar directa o indirectamente a la marcha de una empresa, y es esencial redefinir los procesos de producción sin tener tampoco que gastarse una millonada solo porque hay que competir en tecnología con el rival. Lo más importante es saber con certeza cuál es la misión de la empresa y cómo podría aumentarse su eficiencia, y ya después, emprender los cambios o reformas necesarias.

 

Fuente de la noticia: https://www.elconfidencial.com/